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Jesús -derecha- en la cima del Mont Blanc, en el verano de 2011.


Es una afición nacida de una “casualidad”, pero dura ya más de dos décadas. La afición se llama trekking en alta montaña. O “hacer montaña”, como lo define Jesús. Jesús García García, de 42 años y natural de Vilafranca (Castellón), para más señas. El amigo de un buen alpinista que, por motivos laborales, se fue a vivir a un pueblecito del Pirineo aragonés, el paraíso para los amantes de la alta montaña. Aquella circunstancia motivó múltiples viajes desde Vilafranca ‘en plan visita’, de Jesús y otros amigos, al ‘colega escalador’. Viajes que sentaron las bases de esta afición deportiva. Y ya van 22 años. Lo cuenta él mismo… 

– Jesús, más de dos décadas de experiencias en alta montaña, y todas ellas nacidas de la casualidad…
Practicamos este deporte desde los 18 años. Y sí, por algo casual. Teníamos un amigo que vivía en Boltaña, muy cerca de Aínsa, en el Pirineo aragonés. Era forestal y por cuestiones de trabajo residía allí, íbamos a verle y en cada visita nos llevaba a algún pico pequeño a hacer pequeños paseos… y cogimos la marcha. Era un buen alpinista y escalador. Nos enseñó la técnica. Unas veces salíamos con él y otras solos….y así hasta ahora. Intentamos hacer entre dos y tres salidas cada año. 

– ¿Cómo definirías esta modalidad deportiva? 
Nosotros hacemos trekking pero alcanzando cumbres. Siempre decimos que “vamos a hacer montaña”, no sé cómo se denominaría. Nosotros llegamos hasta los picos pero por vías de acceso que permiten subir hasta ellos sin hacer prácticamente escalada, aunque eso no quiere decir que los caminos sean fáciles o que no tengamos que escalar algo de manera puntual. 
Monte Perdido, 2011.

– Hacéis entre dos y tres salidas al año. ¿Dónde? 
Sobre todo vamos a los Pirineos, aunque también he estado en Sierra Nevada. Y en el extranjero, en Los Alpes, en el Mont Blanc. Fue en el verano de 2011. Una buena experiencia. Estuvimos todo el año entrenando porque sabíamos que iba a ser duro, hicimos muchos viajes al Pirineo para coger forma. Y conseguimos el objetivo, con tensión, porque el clima no nos favoreció, pero al final el último día del que disponíamos para intentarlo pudimos subir. Fue impresionante. Totalmente diferente. Un paso más de lo que hacemos en los Pirineos. 

– ¿Cuánto dura una salida, un trayecto? 
Una salida normal entre 12 y 14 horas entre subir y bajar. Normalmente en invierno, como los refugios están cerrados, hacemos pico en un solo día. Salimos sobre las cinco de la madrugada. Es bastante duro. No estamos hablando de muchos kilómetros, quizás de 15 ó 20…pero sí de casi 2.000 metros de desnivel de subida y eso hace que la progresión sea bastante lenta. Y sobre todo si vamos en invierno, con nieve, madrugamos porque hay que aprovechar que la nieve esté dura, helada, porque con crampones o simplemente con las botas se camina bien y rápido. Si está muy blanda te hundes y no puedes seguir. 
 
Petit Verte, 2011.

– ¿Qué material es indispensable en una salida de este tipo? ¿Cuál es vuestro ‘abc’ en cuanto a equipamiento? 

Depende, obviamente, de la época del año en la que vayamos. En verano, casi sin nieve, hacemos una preparación de trekking sin más. A veces no usamos ni botas. Pero si vamos en invierno con mucha nieve llevamos un equipo más parecido al de media o alta montaña. Siempre hay que llevar más ropa de la que crees que te va a hacer falta. Hemos tenido experiencias malas, como una vez que subimos al Pirineo en junio, queríamos hacer noche a 2.000 metros y cambió el clima bestialmente, se puso a nevar, comenzó el viento, nos desmontó las tiendas… Tuvimos que descender y nos quedamos en un cobertizo para vacas. Por eso hay que llevar más de lo que crees. De todos modos, todo esto ha cambiado mucho en 20 años. Antes ibas un poco a ciegas, pero ahora, con la previsión meteorológica, de aludes, casi nunca te equivocas. Antes era más aventura que ahora.
Por ejemplo, para una salida en marzo o abril, con nieve, llevamos botas rígidas de alta montaña, que van mucho mejor con los crampones; mallas térmicas; pantalones impermeables y transpirables; y las ya conocidas cuatro capas: térmica, polar, un segundo polar, y la última capa, de Gore-Tex o Inner Plus. También solemos llevar casco y, por supuesto, frontal. Guantes, normalmente dos, unos más finos y otros de Gore Tex. También son imprescindibles los piolets y los bastones: en las pendientes siempre vamos con piolets, para asegurar posibles caídas. Y no podemos olvidarnos de las gafas de sol, son básicas, no se puede hacer montaña sin ellas, acabarías con problemas de vista muy serios.
Pico Aneto, 2005.
– ¿Es un deporte que puede hacerse en solitario? 
No, como mínimo hay que ir siempre dos. Lo recomendable, de cuatro a cinco. Pero nunca solos. Sería muy peligroso. Es bueno también ir en grupo porque hay que ir haciendo relevos, sobre todo cuando hay nieve. El que va primero es el que más esfuerzo tiene que hacer porque ha de marcar la huella para los que van detrás. Hay que sustituirle.
– ¿Se requiere un entrenamiento específico?
Nosotros hacemos running y BTT sobre todo. También trekking. Pero no hace hace falta un entrenamiento específico, salvo que vayas a sitios como el Mont Blanc, donde se requiere una adaptación al clima, donde la altura te genera falta de oxígeno… Para el Pirineo, con el entrenamiento de BTT y trekking que hacemos aquí es suficiente.
– ¿Es buena la comarca de Els Ports-Maestrat para entrenar? 
En la comarca hay zonas que están muy bien pero no disponen de la diferencia de altura que hay en los Pirineos. Es totalmente diferente. Vamos mucho al Tamborero, una de las mayores subidas que se pueden hacer, con 600 metros de desnivel. Solemos subir tanto en bici como caminando, pero claro, no son los 2.000 metros de desnivel del Pirineo.
Vallibierna, 2008.

– ¿Qué es lo que más te apasiona de este deporte?

La sensación que se vive subiendo un pico. Es cierto que da pereza desplazarse, coger el coche, las cuatro horas de viaje…Pero una vez allí, lo que ves subiendo una cumbre o haciendo un valle es una sensación que hay que vivir. No es ya por el esfuerzo físico que supone, porque físicamente está al alcance de mucha gente. Es por el ambiente, el paisaje… Siempre que nos vamos ya estamos pensando en volver.
– Por lo que comentas, alcanzar una cumbre no depende únicamente de tener una buena forma física. 
Claro, físicamente es algo que se puede hacer, de hecho siempre han venido amigos a probar. La forma física es una parte importante, pero no la única. No a todo el mundo le gusta. Hay quien tiene vértigo, debes enfrentarte a caminos malos o que ni siquiera existen y eso hay a quien le frena bastante. No es que sea una actividad de riesgo, hay un riesgo controlado, pero cada uno ve el riesgo de una manera.
– ¿Qué te pasa por la mente cuando estás en pleno proceso de subida, o de descenso? 
Pues no sé, realmente. Intentamos ir a picos diferentes, lo cual no es fácil, porque al final los picos asequibles para nosotros se acaban (risas). Por lo tanto, al tratarse en principio de picos nuevos, hay que ir buscando rutas, señas, siempre existen variaciones de última hora, por lo que cuando subes realmente en lo que piensas es en cómo ir, en cómo llegar y por dónde hacerlo. De no ser picos muy conocidos ya con rutas muy marcadas, piensas en eso, en cómo llegar.
– ¿Cuántos picos llevas alcanzados y cuáles son tus próximos retos? 
Pues picos unos veinticinco…aunque no sé cierto, tendría que mirarlo. Y retos, ahora estamos en standby, pero este verano queremos hacer algo. Eso seguro.
Panorámica de Los Pirineos.